Acuérdate, Señor, en favor de David,
de todos sus desvelos,
del juramento que prestó al Señor,
del voto que hizo al Fuerte de Jacob:
“No entraré bajo el techo de mi casa
ni me acostaré en mi propio lecho;
no daré descanso a mis ojos
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una Morada para el Fuerte de Jacob”.
El Señor hizo un juramento a David,
una firme promesa, de la que no se retractará:
“Yo pondré sobre tu trono
a uno de tus descendientes.
Si tus descendientes observan mi alianza
y los preceptos que yo les enseñaré,
también se sentarán sus hijos
en tu trono para siempre”.
Porque el Señor eligió a Sión,
y la deseó para que fuera su Morada.
«Este es mi Reposo para siempre;
aquí habitaré, porque lo he deseado.
↧