Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad,
porque mi alma se refugia en ti;
yo me refugio a la sombra de tus alas
hasta que pase la desgracia.
Invocaré a Dios, el Altísimo,
al Dios que lo hace todo por mí:
él me enviará la salvación desde el cielo
y humillará a los que me atacan.
¡Que Dios envíe su amor y su fidelidad!
¡Levántate, Dios, por encima del cielo,
y que tu gloria cubra toda la tierra!
porque tu misericordia se eleva hasta el cielo
y tu fidelidad hasta las nubes.
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