No exterminaron a los pueblos
como el Señor les había mandado;
se mezclaron con los paganos
e imitaron sus costumbres;
rindieron culto a sus ídolos,
que fueron para ellos una trampa.
Sacrificaron en honor de los demonios
a sus hijos y a sus hijas;
Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con su mala conducta;
por eso el Señor se indignó contra su pueblo
y abominó de su herencia.
¡Cuántas veces no los liberó! Pero ellos, rebeldes a sus consejos, se sumían en su culpa.
Sin embargo, él miró su aflicción
y escuchó sus lamentos.
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