¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
Tú los disipas como se disipa el humo;
como se derrite la cera ante el fuego,
así desaparecen los impíos ante Dios.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
Canten a Dios y toquen a su Nombre, abran camino al que cabalga en las nubes, alégrense en Dios y bailen ante él.
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
Al solitario le da el calor de hogar, deja libre al preso encadenado, a los rebeldes los deja en calabozos.
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